“Retorcido” de Jesús Zamarrón

$3,800.00

36”Alto x 60”Largo x 1,5”Pr.

Acrílico sobre lienzo. Estructura de acero personalizada.

ARTISTA - JESÚS ZAMARRÓN

Jesús Zamarrón es un artista a mitad de carrera, cuya obra ha sido expuesta internacionalmente tanto en Europa como en Estados Unidos. Tiene una licenciatura en Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid y una Maestría en Educación Artística de la Academy of Art University de San Francisco.

Según Javier Melián de Chrom Gallery, siempre hay algo mágico y espiritual en su trabajo. Como un trance o un camino hacia un nivel más profundo de conciencia que sólo se puede encontrar en su arte. Siempre admiré la intensidad de los colores y la violencia de sus trazos que contienen la esencia del imaginario español y al mismo tiempo sirven como lupa introspectiva de su universo. Amalgama ecléctica de estilos, se define a sí mismo como un modernista; "Soy un artista modernista contemporáneo. Mis trazos pueden sugerir que soy un artista del pasado, pero los elementos y la estructura de mis composiciones son frescos, de estos tiempos". Sus pinturas están imbuidas de los colores crudos e intensos de su tierra natal. Rojos, amarillos y ocres del paisaje y espíritu español. "Las historias en mis pinturas tienden a ser oscuras, de una manera colorida y audaz, si eso tiene algún sentido". Zamarrón va más allá de lo mundano para alterar la percepción del mundo y convertirlo en un arte más metafísico. Un crítico de arte dijo: “Zamarrón representa los temas de sus pinturas con respeto, pero también estos temas son vistos desde un ángulo nuevo. Incitan al artista a manipular sus formas ingresando a una capa conceptual inusual. En otras palabras, la interpretación de Zamarrón de lo sobrenatural y la fe que lo supone es muy, muy singular. A la vez felices y aterradoras, dinámicas y rancias, sus huellas recuerdan el primitivismo de un Matisse o un Cézanne. Nadie puede negar que se debe esperar cierta llamarada de un artista español, pero la teatralidad de Zamarrón es moderada, sus gestos bajo control, pero aun así palpitan con fuerza en las entrañas de sus lienzos. En la conversación parece distante y tonto al mismo tiempo, pero al final su corazón es de oro. Esto se nota en sus fotos. Son muy sinceros, auténticos, generosos y nada triviales. Como una novela de García Márquez, la fantasía está a la vuelta de la esquina para Zamarrón. El mundo es un milagro esperando a ocurrir. Más bien, es un flujo constante de milagros ocultos, pasados ​​por alto por la mayoría de las personas, que están demasiado ocupadas para apreciar el arte, apreciar la musa, la ejecución de un concepto en un sentido mágico… demasiado ocupadas para vivir realmente. ¿No es eso triste? Eso es lo que se pregunta nuestro pintor o cualquiera que quiera escucharlo. ¿Por qué la necesidad de apresurarnos, por qué la carrera hacia ninguna parte, por qué la adicción a los espejismos electrónicos que nos rodean a todos? Zamarrón piensa que debemos liberarnos de esa tiranía, con la ayuda de placeres alcanzables: la amistad, la comida, la risa y el arte”. El arte de Zamarrón es, como persona: espontáneo, generoso, universal, conmovedor. Es de todos. Es donde la vida cobra vida.

"En mis pinturas disfruto expresar espontaneidad y aleatoriedad a través del color. Le da a la pintura un tipo de libertad y facilidad que contrasta las voces más profundas del tema, la historia detrás. Así que al final mi arte trata sobre la vida misma. Una lucha entre el yin y el yang, la risa y la seriedad de estar vivo, me siento ciudadano del mundo, como muchos otros españoles ahora tienen que dejar su país en busca de una vida mejor, y mucha gente en este mundo lo ha hecho. hacer lo mismo, mi arte está representado en colores intensos, agresivos y crudos que tomo de mi tierra natal, y la luz de ambos países donde he tenido la suerte de vivir, el sol de California y Andalucía, los colores rojos, los amarillos y "Ocres del paisaje y espíritu español, al igual que la psique histórica colectiva de la población ibérica se mantiene fiel al "sentido trágico de la vida". Creo que mi arte es universal y nómada, ya que a veces me siento como un pintor gitano. Mi arte está evolucionando y cambiando a diario. Mi trabajo es una transformación de recuerdos, realidad y sueños en una narrativa visual. Para crear mis composiciones combino imágenes de mi imaginación, sueños, libros, revistas e internet. Esto alimenta mi proceso creativo".

Jesús Zamarrón, es un artista al que le encanta dibujar y pintar una variedad de temas eclécticos, incluidos interiores, retratos y multitudes y paisajes. Ha estado pintando recientemente a la luz del paisaje de su tierra natal, y también de su tierra adoptiva, California, donde vive en San Francisco desde hace más de un cuarto de siglo. Su tratamiento intensamente evocador de colores brillantes y atrevidos y el tema psicológico hacen que su arte sea único. Puedes sentir la alegría de vivir del artista en la forma en que la pintura, los símbolos y los personajes fluyen en sus lienzos. Sus pinceladas atrevidas y características capturan la luz con una especie de melancolía y nostalgia. Hay una visión y peso metafísico en su obra. Pinta la vida callejera de la "ciudad junto a la bahía" y su gente. Disfruta de lo surrealista y lo extraño, pero también de la risa como medio de supervivencia. Lo fundamental es el espíritu y el alma, el núcleo de su arte. Su estilo de pintura viene de dentro y no es muy formal ni calculado. Pertenece a la expresión y estado de ánimo del momento, es un acercamiento visceral a la pintura. Su arte incorpora colores vibrantes, luz, expresión, sentimientos, oscuridad, liberación, esperanza, tristeza, risa y extravagancia de mal humor. El arte de Jesús Zamarrón tiene una pizca de todo esto y más.

Actualmente alterna su trabajo como educador artístico (SF Arts Education Project) y artista profesional. Continuó con sus estudios en arte y se graduó con una Maestría en Educación Artística de la Academy of Art University. También ha estudiado multimedia y arte en California, en las universidades de San Francisco State y Berkeley, respectivamente.